lunes, 27 de octubre de 2008

la moda femenina en chile 1910


La ola orientalista que sacude a Europa tras el estreno de los ballet rusos, provoca un cambio radical en la moda femenina a partir de 1910. La estructura del traje se simplifica a la vez que intensifica el uso de bordados, pasamanerías, combinaciones de colores osadas, vivos de raso. Convive con este tipo de vestido, adecuado para ocasiones sociales, el traje sastre que por esa fecha se ha impuesto definitivamente entre las mujeres, a la vez que el abrigo tres cuartos ha reemplazado al pesado abrigo largo.

De la mano del orientalismo llega el estilo harén con el pantalón bombacho, estrenado en la Casa Francesa de Santiago en 1911, suscitando escándalo en unos sectores y comentarios elogiosos en otros que aplauden la comodidad. La influencia grecorromana se hace presente con el uso de túnicas y sobrefaldas drapeadas que, colocadas sobre una falda ajustada, imitan el chitón griego. Los trajes de noche son escotados y se acompañan con amplios tapados tipo kimono.

La Primera Guerra Mundial trae consigo el acortamiento de las faldas, que se genera a partir del uso de estas sobrefaldas o túnicas sin la falda interior más larga. Es el momento en que Channel irrumpe en el escenario de la moda, simplificando el vestuario femenino imponiendo el estilo del siglo XX con trajes dos piezas fabricados en telas de jersey y vestidos de noche que, por primera vez, se pueden poner sin ayuda de nadie. Sin embargo, estas influencias apenas afectan a Chile, que sufre un aislamiento de Europa, lo que determina un periódo de ausencia de novedades. Los altos precios, la poca oferta y la escasez de dinero, llevan a las chilenas a reciclar ropas del año anterior y a confeccionar en casa a partir de moldes que aparecen en la revista "Familia".

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